Vi a Faye en línea por primera vez dos meses antes de que Leslie (mi esposo) me propusiera matrimonio. (Sabía que planeaba proponerme matrimonio, pero no sabía cuándo). Me enamoré al instante. El vestido era todo lo que quería: silueta ajustada y con vuelo, mucho brillo, sin encaje. Sabía que tendría que probármelo cuando llegara el momento de comprar mi vestido. Cuando llegué a la tienda, le mostré al consultor una foto y él inmediatamente se giró y sacó un estante que estaba cerca. Se me puso la piel de gallina por todo el cuerpo cuando lo vi. Faye fue el primer vestido que me probé. Me probé otros dieciséis vestidos, pero ninguno se le acercó.